Este colosal Monumento al Inmigrante, ubicado en el centro de la Plaza Almirante Brown, tuvo su origen en el seno de una agrupación de personas correspondientes a inmigrantes o sus descendientes, provenientes de Francia, España, Irlanda, Vasca y de otros lugares del mundo, como también ciudadanos argentinos.
La idea era reflejar a aquellos que colaboraron con el progreso del país a quienes se les debía una deuda de gratitud. Integraron la primera Comisión Pro-Monumento,el 20-7-79 los siguientes; Mario Bezzechi, que la presidió, acompañado por Félix Lemes, Raúl Bolinaga, Carlos Elía, Eugenio Loughlin, José L. Ubeda, Horacio Bancalari, Luis Rodriguez, Juan Lacaze, José Mulleady. Raúl Ferrer, Alberto de Echániz, D. Cotaraz, Teodoro Givancín, José M. Healion, Roberto Tesone, Antonio Martinich, Carlos Lietti, Agustín Vlachovky y Carlos Restovich.
Luego de un tiempo se lograron los medios para solventar la obra, resolviéndose adjudicarla al escultor Leo Vinci, quién efectuó el trabajo junto a su ayudante Alberto Delponti. La base fue proyectada por la arquitecta Marina Dogliotti y construída con la desinteresada colaboración de los empresarios locales, José Costa, Rodolfo Buroni, José Ferri, Santiago Mosso, Filiberto Pecci y Rubén Scatena.
Los materiales fueron provistos por el diputado provincial Domingo Gargicevich. Finalmente el 8-9-84 se inaugura ante una masiva concurrencia de público con la presencia del entonces gobernador bonaerense Alejandro Armendáriz.
El escultor que construyó el Monumento al Inmigrante, considerado como única pieza en el mundo, en su momento fue Leo Vinci. El trabajo se realizó en su taller en el barrio de Barracas.
Desde muy joven Vinci mostró aptitudes para desarrollar actividades afines con el arte, desde haber sido escritor en un principio y luego volcarse al dibujo y posteriormente a las esculturas. Durante su trayectoria recibió innumerables premios de orden nacional e internacional, además se dedicó a la enseñanza y divulgar su pasión.