“Donar un órgano es donar vida” es una frase que se escucha habitualmente y busca concientizar sobre este acto de amor al prójimo. En Argentina, el conocimiento sobre el valor de la decisión de ser donante tomó fuerza en los últimos años y, aún antes de aprobarse la “Ley Justina” (estipula que todas las personas mayores de edad son donantes de órganos, salvo que hubieran expresado su voluntad contraria) el porcentaje de ciudadanos que expresaron su voluntad para ser donante aumentó en un 123% del 2017 al 2018, según cifras del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI).
No obstante ello, la campaña para que todos seamos donantes sigue con más fuerza que nunca. En nuestra ciudad, hace tres meses el caso de Agustina Di Palma (19), quien recibió un riñón de parte de su papá, el reconocido piloto Patricio “Pato” Di Palma, sensibilizó a la población y sirvió para que este tema vuelva a estar en boca de los arrecifeños.
Esta adolescente arrecifeña supo concientizar con su historia de vida a mucha gente. Una historia que habla de lucha, de superación y ganas de vivir. Pero Agustina no sólo se quedó con su historia, sino que tomó la iniciativa de realizar una jornada de concientización y orientación sobre este tema dentro del programa “El Concejo y la gente”´, ofreciéndose para la misma la participación de oradores y expertos en la materia. Esta inquietud tuvo una buena recepción en el Concejo y se estima que se realizará en las próximas semanas.
Sobre esta iniciativa y su historia de vida dialogó en la Mañana de Radio Gen (91.9 Mhz) Agustina Di Palma.
“Todo comenzó en en 2015, cuando yo tenía 16 años, y me diagnosticaron Síndrome Nefrótico. En 2017 comencé a escupir sangre, si bien no sabía que era, no me asusté, y cuando fui al Hospital para hacer una punción de riñón me dijeron que tenía una enfermedad en la sangre que se llama Vasculitis por Anca. Esta enfermedad ataca los órganos, las articulaciones y las vías respiratorias. En ese momento me estaba atacando el pulmón y por ese motivo me medicaron con corticoides, hice quimioterapia y me dijeron que podían llegar a durar 2 años funcionando los riñones. En febrero fui a un control, me llamaron y me dijeron que vuelva al hospital porque había valores que a los médicos no les gustaban. Ahí me preguntaron qué tipo de diálisis quería hacer porque no me funcionaban los riñones” relató la adolescente, quien a pesar de lo grave de la noticia, afirmó, “lo tomé bien, siempre me tomé todo muy bien con el tema de mi enfermedad”.
“En ese momento hablaron en el Hospital y mi papá dijo ‘yo voy a donarle el órgano’. Igualmente se comenzaron a hacer los estudios de compatibilidad con mi papá y mi mamá, por las dudas de que alguno de los dos no sea compatible, y resultó siendo mi papá, como él quería” relató Agustina, quien confió “Mi papá siempre me decía ‘este riñón es para vos’ y se tocaba el lado derecho, pero terminó siendo el izquierdo (risas), porque sino la operación hubiese sido más complicada”.
En la entrevista radial con Radio Gen, la arrecifeña contó que debió hacerse diálisis por 3 meses “Es duro, no es lindo hacerse diálisis, pero es la forma de seguir. En mi caso elegí la diálisis peritoneal, que debía hacer 3 veces al día, y después me cambiaron a 4 veces diarias. Eran 30 minutos cada vez y los realizaba en mi casa. Si hubiera elegido la hemodiálisis tendría que haber viajado 3 veces por semana y estar conectada a una máquina 4 horas” y agregó “Durante ese tiempo, más allá de tener a mi papá como probable donante, estuve incluida en la lista de espera del INCUCAI, y si bien no conocí a gente que estuviera esperando un órgano de mi edad, sí conocí a personas que habían sido trasplantadas y a una persona en Buenos Aires que está esperando un riñón y está en diálisis hace 7 años. A esta persona, la madre le donó un riñón y al poco tiempo falleció y también perdió el órgano. El cree que la pérdida de la mamá puede haberlo afectado e influido para rechazar al riñón”.
La operación finalmente pudo realizarse el jueves 14 de junio. “Hacer los preparativos para la operación nos llevó 1 mes y una semana, cuando lleva habitualmente entre 3 y 4 meses, pero nosotros queríamos todo ya” dijo Agus “Nadie fuera de mi familia sabía la fecha de la operación. Y no sé cómo, el miércoles a la noche se enteró todo el mundo”.
A pesar de que inicialmente hubo un rechazo al nuevo órgano, la operación fue un éxito y Agustina, está muy bien. “A partir del trasplante debo cuidarme en las comidas, nada crudo. Tengo que usar barbijo, no estar con personas enfermas y debe haber mucha higiene en todos los lugares donde esté. Al barbijo debo usarlo por un lapso de 6 meses, y dependiendo del lugar donde esté, un año” explicó respecto a los cuidados que debe tomar, y señala “En lo emocional todo esto me ayudó a valorarme a mí y a lo realmente importante”. Respecto a la recuperación de Pato, aseguró “Papá está mejor que nunca, incluso dice que está mejor sin un riñón” y confía “mi papá no se operaba ni que le paguen, pero cuando tuvo que donarme un órgano ni lo dudó. El siempre repite ‘lo hice por amor’”.
Lo ilustre del apellido y lo conmovedor de su caso llevó a que su historia llegara a ocupar un importante espacio en los medios nacionales, tanto de interés general como deportivos. Al respecto Agustina refirió “me llamó mucha gente, y muchos me dijeron que se hicieron donantes gracias a mi historia. Aparte subo historias a mi instagram donde le saco las dudas a la gente sobre la donación de órganos”.
Más allá de eso, y aprovechando el programa “El Concejo y la gente”, Agustina propuso organizar una jornada de concientización y orientación sobre la donación de órganos, con el apoyo del Municipio. “Tenemos pensado que venga Paola, la mamá de Justina Lo Cane, la nena de 12 años que falleció esperando un corazón y cuyo caso promovió la aprobación de la Ley que lleva su nombre. También estamos hablando para que participe gente del INCUCAI y un amigo trasplantado de médula ósea que es médico, entre otros”.
Sin dudas, y sin buscarlo, Agustina se convirtió en un ejemplo, no sólo por la historia que vivió, sino porque a partir de ella trabajó para crear conciencia en el resto de la población y aquellos que, por prejuicios, tabúes o desconocimiento, aún no se convirtieron en donantes de órganos, manifiesten su deseo de serlo y donen vida.