De nada sirve privarnos del placer de comer algo rico con el fin de bajar de peso.
Suprimir alimentos o negarlos, activa automáticamente las ganas de querer comerlos…
Desde que comencé a ejercer llega esta época del año y se llena el consultorio de gente que quiere llegar al verano con el cuerpo perfecto.
El problema es que transitamos una vida entera de dietas extremas que se rompen por no poder sostenerlas, las dejamos, ahí viene el rebote de todo lo que me prive en ese tiempo, y volvemos a comenzar otra para volver a romperla y así sigue el cuento sin fin.
¿Por qué una persona que vive dietando está más propensa a engordar?
Porque la privación de calorías genera un reajuste en el cerebro que interpreta la situación como peligrosa y comienza a funcionar en modo ahorro, eso hace que el metabolismo funcione más lento y luego las complicaciones de no poder bajar de peso.
El Dr. Pedro Escudero, quien es considerado el Padre de la Nutrición en nuestro país y en toda América Latina, inventó 4 leyes:
- Ley de la calidad: que implica obtener toda la variedad de los 60 nutrientes que necesitamos a diario, ya que las dietas extremas excluyen varios.
- Ley de la cantidad: que sea suficiente en términos calóricos.
- Ley de la adecuación: con respecto a la edad, tipo de actividad física, economía, lactancia, patologías.
- Ley de armonía: que esté todo incluido de manera balanceada, a diferencia de las dietas extremas, donde no lo están.
Por eso sostengo la idea de que no realicen dietas que dicen ser mágicas, o tomen fármacos que prometen el cuerpo perfecto, más bien reduzcan la porción a un plato de lo que esté disponible en su casa, coman despacio, mastiquen más de 20 veces cada bocado, realicen una actividad física que les guste y puedan sostener en el tiempo, incorporen muchos colores en sus platos, en consecuencia, llega el peso saludable.