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Hablemos sobre el suicidio…

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Me preguntaba si hablar sobre suicidio abriría una herida que aún no ha terminado de cerrar y he comprendido que aquellas cosas de las que no se habla, aquellas que se transforman en tabú, hacen más daño. Hablarlas no es una invitación a cometerlos, como hablar de drogas no fue abrir una puerta al consumo.

Dejar de ser tabú hará que comience a ser posible prevenirlo.

Hay que llevarlo a las aulas, como se hizo con el tema consumo de drogas, embarazos no deseados, sexo en adolescentes, etc., el poder hablar, la información, hizo posible la prevención, y lo mismo pasará con los suicidios. Es urgente llevarlo a las aulas y abordar el tema en las escuelas.

Las instituciones tienen mucho recelo de abordar el tema por falta de conocimiento, pero las distintas asociaciones dedicadas exclusivamente al tema, entienden que esta será la única manera de encontrar el camino de la prevención.

El enfoque no puede ser clínico, ya que no todos los suicidios tienen su causa en la enfermedad mental, sino educativo, para poder introducir en los alumnos elementos que les faciliten conocerse a sí mismos,  saber cómo afrontar situaciones difíciles, identificar emociones, expresar lo que buscan y buscar soluciones.

Es fundamental que el sistema educativo olvide un poco la tendencia de llenar de información cognitiva a los alumnos y le den más importancia  a los lazos, las emociones, los sentimientos. Darle un lugar a psicopedagogos, psicólogos, gabinetes que interactúen con los chicos todo el tiempo. Los gabinetes han perdido su lugar, las asistentes y todo el resto de profesionales al encargarse de lo cotidiano y superficial, han dejado de escuchar, de abordar al adolescente en todo su contexto y de descifrar sus mensajes.

“Promover la vida”, esta frase despertó mi inquietud y comencé a leer y a informarme, para poder entender que no ayuda tener como tabú la palabra suicidio; ayuda saber, entender, escuchar, ver a las personas como lo que son: una unidad de inteligencia, sensaciones, emociones y afecto; ninguna funcionará por separado, así que dejemos de preocuparnos solo por la parte cognitiva de un chico y abordémoslo en su conjunto.

Es tan importante la información que los hará seres cultos como abordarlos integralmente en sus emociones y sentimientos. Por ello los programas deben abordar habilidades y capacidades para afrontar la vida, como disminuir el estrés diario, aceptar el bullying, la discriminación, la inclusión, los avatares de la vida, tomar decisiones y mostrar que no todo es exigencia y punto; sino que volvamos a hacer sentir a nuestros chicos que nos importan, que son escuchados y entendidos, que son necesarios y amado, más allá de las matemáticas y la química.

Estos espacios para ellos, esta charla sobre el tema, estos momentos de reflexión y escucha en las aulas, sería el comienzo de la prevención.

María Elena Miró (Tarotista – Auxiliar en cuidados a personas con discapacidad – Grupos de reflexión y pensamiento positivo).

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