En una emotiva sesión especial, el Concejo Deliberante de nuestra ciudad rindió homenaje al músico y docente por su trayectoria nacional y su profundo mensaje sobre la «empatía como el oído del alma», una lección para la política y el arte local.
El recinto del Honorable Concejo Deliberante se vistió de gala el miércoles por la noche para un reconocimiento cargado de profundo sentido arrecifeño: el músico y docente Adrián Charras fue declarado “Personalidad Destacada” del distrito.
La distinción, formalizada bajo la ordenanza 3708/25, no solo honra una trayectoria de calibre nacional, sino que celebra a quien le puso melodía al sentimiento más íntimo de nuestra comunidad: Charras es el autor de la música del Himno de Arrecifes.
Del escenario nacional a la docencia local
La carrera de Charras trasciende largamente las fronteras locales. Su virtuosismo lo ha llevado a compartir escenarios y proyectos con figuras de la talla de Juan Carlos Baglietto, Lito Vitale, Jairo, Teresa Parodi y la Trova Rosarina, consolidando un impresionante recorrido profesional.
Pero su legado no se limita a los grandes escenarios. Hasta la semana pasada, Charras también se desempeñó con pasión en la docencia, transmitiendo su amor por la música a los más chicos de nuestra ciudad. Además, es un motor fundamental en numerosos eventos y causas solidarias que beneficiaron a la comunidad arrecifeña.
El intendente Bouvier y los concejales de los distintos bloques destacaron estos aspectos de la vida de Charras durante la sesión, reflejando el consenso unánime que generó el homenaje.
«La empatía es el oído del alma»
Tras recibir las distinciones, el músico tomó la palabra y brindó un discurso que dejó una honda huella en los presentes. El agradecimiento por el reconocimiento en su pueblo fue el puntapié inicial.
“Recibir el reconocimiento en la ciudad donde uno nació, creció y soñó tantas cosas tiene un sabor especial, porque uno puede viajar y tocar en muchos lugares, pero hay algo distinto cuando te reconocen en casa”, expresó Adrián Charras, visiblemente emocionado. “Es como si la ciudad te dijera: te vimos crecer, te escuchamos y nos alegra que seas parte de nosotros”.
Luego, Charras se centró en un valor que, según él, «es el motor de todo lo que hacemos»: la empatía.
“Ser músico y docente me enseñaron una cosa que quiero compartir, y que es el motor de todo lo que hacemos: la empatía”, explicó, y continuó con una analogía poderosa. “La empatía es eso que nos hace mirar al otro y ver más que una cara o un nombre; es entender que todos tenemos nuestros tiempos, nuestras melodías y nuestros silencios. No hay concierto posible sin escucha.”
Para Charras, esta lección de la orquesta es universal: “La familia es el primer escenario donde uno aprende a ponerse en el lugar del otro. Los vínculos no se afinan sólo con palabras, sino también con gestos y escuchando al otro, aunque no siempre estés de acuerdo.”
El músico sentenció que “La empatía es para mí como el oído del alma. Es escuchar al otro aunque no esté diciendo nada”. Finalmente, dejó un mensaje dirigido a los políticos y docentes presentes: “Ambas profesiones comparten una misión: hacer que las cosas cobren sentido para los demás. Intentamos construir algo colectivo donde cada voz importa, y sin empatía eso no es posible, porque el arte se convierte en ruido y la política en un monólogo. Cada persona con empatía transforma su pedacito del mundo.” Un cierre que ratificó la justicia de la distinción otorgada por Arrecifes.
