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Arrecifes, su historia: El incendio que dio inicio a los Bomberos Voluntarios

En esta fotografía de 1937, se aprecia lo que era la fábrica de fideos «La Toscana», de Joaquín y Pedro Simonini, ubicada en Ricardo Gutiérrez y San Martín, allí se produjo el 20 de julio de 1950 un pavoroso incendio que destruyó todas las instalaciones. Se fabricaban fideos de distinto tipo, que eran distribuidos en todo el país habiendo sido una marca tradicional en el rubro.

Allí se produjo un gran siniestro que tuvo importantes derivaciones que ello tuvo.

 

Trabajadores de la fábrica de fideos «La Toscana» posando frente a la fábrica, luego de su reconstrucción. Obsérvese en el camión de atrás los toneles de madera en los cuales se enviaba la mercadería a los comercios para su expendio, lo que se hacía al menudeo y generalmente envueltos en papel despachados en los mostradores.

 

Producido el incendio en el establecimiento de Simonini Hermanos, que como se dijo fue el 20 de julio de 1950, y que comenzó a las 6,30 horas a raíz de un corto circuito. De inmediato concurrieron a tratar de sofocarlo camiones regadores de la Municipalidad, que poco pudieron hacer por tener poca presión.

Numerosos vecinos acudieron y con baldes pasamano tiraron agua pero todo fue en vano. La falta de elementos para combatir el siniestro hizo que la comunidad adoptara medidas para incorporarlos en el futuro. Uno de los conductores de esos vehículos era Pío Luján de pullover oscuro observando las consecuencias.

 

Panorama gráfico de cómo quedó el interior del establecimiento fideero. Las pérdidas totales; y el edificio debió levantarse prácticamente de cero. Antes habían ocurrido siniestros importantes, tal el caso de la Fábrica Argentina de fideos de Rico y Acerbo, que estaba ubicada en calle Santiago H. Pérez y Zapiola (hoy Risso), Casa Luque, Tienda Cardalli, depósitos de mercaderías de Cavallo y García y la Estación de Servicio París Giannini, esta situada en también calle Zapiola y Avenida Dardo Rocha (hoy Merlassino) que destruyó su precioso edificio, mostrado en anteriores publicaciones.

 

Ante la carencia de elementos para combatir el fuego se recurrió a los Bomberos de Pergamino, que por supuesto demoraron bastante en llegar al lugar del siniestro. En la foto se aprecia la autobomba de la ciudad vecina.

El incendio, que había comenzado a las 6,30 recién pudo dominarse a las 11 horas, aunque la harina y otros elementos estuvieron consumiéndose durante varios días. En la foto, tomada desde calle Ricardo Gutiérrez, puede apreciarse la arcada de la entonces Plaza de Ejercicios Físicos, hoy Plaza Brown.

 

A raíz del siniestro ocurrido en la fábrica de fideos de Simonini Hermanos, se reúne un grupo de vecinos para dialogar y encontrar soluciones en prevención de incendios y tener los medios para combatirlos. Se arma una comisión presidida por el doctor Luis Alberto García e integrada por numerosos vecinos, entre los cuales y el aporte de la población se lograron $ 6.400,- y llamar a reunión para el 29 de noviembre de 1950 a fin de conformar la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Arrecifes y consecuentemente se integró la directiva fundacional integrada por: Presidente: Angel Rico; Vice presidente: Juan D. Abásolo; Secretario: Horacio Bancalari; Pro secretario: Cástulo Hortal; Tesorero: Juan A. Targize; Pro tesorero: Pedro Rasera; Vocales titulares: Antonio Buratovich, Adolfo Rodriguez y Marcos Benelol; Vocales suplentes: Enrique Montes, Carlos Pérez, Alipio González; Revisores de cuentas: Juan A. Rasera y Rodolfo Marincovich.

Dos años después se adquiere un chasis Ford V 8 modelo 1934, encomendándose al Taller La Unión de José Orfilio Fernández la construcción de una autobomba. Este se dedicó, junto al personal del taller, con total apasionamiento a hacer realidad el sueño de tener este preciado elemento.

Luego de un arduo trabajo y muchas pruebas la unidad está en condiciones y en 1955 ya está disponible. Intervino en numerosas misiones y en 1965 fue vendida. Pero en 1982 fue recuperada gracias al afán de tener esa reliquia que fue el inicio de una historia.

Hoy luce orgullosa en los desfiles de estos ejemplares servidores públicos. En la foto al momento de realizarse una prueba en los fondos del Taller La Unión pudiendo apreciarse la potencia del chorro de agua.

 

Aspecto de la autobomba terminada y con sus accesorios colocados, lista para intervenir en los incendios. La misma estaba equipada con una sirena, accionada a manivela, similar a las usadas en las fraguas para mantener el fuego del carbón de piedra y que se hacía sentir cuando iba a cumplir con su misión.

En ese tiempo el asiento era de madera. Luego de recuperada se lo tapizó y además se la bautizó con el nombre de «Chuchunga», aunque develar el origen de este apodo será motivo de investigación aunque algunos sostienen, que cuando se acudía a un incendio alguien que iba en ella habría dicho «se mueve como una Chuchunga» refiriéndose a algún animal especial. Asimismo es de recordar, que en la sede del taller de José Orfilio Fernández, este hizo colocar una sirena que desde ese momento avisaba del llamado para los Bomberos, pero que posteriormente se utiliza para convocar a la entrada y salida de los empleados, suena a las 7,30, las 12, las 14 y las 18, invariablemente y todos los días laborables. Todo un símbolo.

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