Un establecimiento de la zona del paraje El Crisol, en el Partido de Salto, fue el epicentro elegido por un grupo de delincuentes, quienes habrían cargado en un camión 33 animales vacunos mientras su propietario se encontraba de vacaciones.
Un nuevo hecho de inseguridad rural conmovió a todos los productores del partido bonaerense de Salto. En la noche del 27 de enero pasado, un grupo organizado de delincuentes ingresó al establecimiento agropecuario de Horacio Aguilar, ubicado en la intersección del acceso al paraje El Crisol y el denominado callejón de Tacuarí y le robaron en total 33 vacunos por un valor de más de $30 millones.
Aguilar se hallaba de vacaciones al momento del hecho y fue advertido por una vecina del campo, quien constató el destrozo de los alambres y parte de su rodeo suelto. Al llegar comprobó el accionar delictivo.
Se presume que los animales que se esparcieron debido al corte de los alambrados fueron arreados hasta una tapera lindera, donde se encontraron rastros de un rodado grande, que corresponderían a un camión jaula.
Según denunció el damnificado a la delegación de la Policía Rural de Salto, las huellas del vehículo que habría transportado la hacienda se dirigían a la Ruta 32, y luego tomaron dirección hacia la ciudad de Salto.
Los 33 animales robados serían 1 toro Limousin, 1 vaca de alrededor de 600 kilos similar peso y novillitos y vaquillonas de entre 250 y 280 kilos.
Sin embargo, los delincuentes, no conformes con eso, también se llevaron a Max, un novillo que era la mascota de la familia, reconocido por varios seguidores que tiene en TikTok. Sin dudas, este animal tiene un amplio valor sentimental para las víctimas y no deja de generar conmoción.
El productor formuló la denuncia al día siguiente, luego de constatar el delito, en el Comando de Prevención Rural de Salto (CPR), quienes intervinieron de manera inmediata, junto al Departamento Judicial de Mercedes, Buenos Aires, caratulando el siniestro como Abigeato Agravado.
“No tengo ganas de continuar en la actividad. Estos hechos son palos en la rueda para quienes queremos producir sin molestar a nadie. Es un bajón anímico muy grande para toda la familia, porque somos productores genuinos que vivimos de nuestro trabajo; estamos destrozados”, manifestó Aguilar, quien tras el hecho decidió vender el ganado que le quedó y alquilar el establecimiento.