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Familiar de tripulante del ARA San Juan: “Esto es muy doloroso, y queremos que se sepa la verdad…”

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La tragedia del submarino ARA San Juan sensibilizó a todo el país. Fue un año de angustia y expectativa, esperanza y drama. La desaparición del submarino en el mar argentino también encendió la polémica, que vino de la mano del reclamo de los familiares de los 44 marinos (43 hombres y 1 mujer), que tripulaban el sumergible militar, para saber realmente la suerte que habían corrido.

Tras muchas idas y vueltas, además de olvido, finalmente el viernes 16 de noviembre por la noche se detectó un objeto asentado en el fondo del mar, a 907 metros de profundidad, compatible con el submarino desaparecido. Fueron tres objetos de importantes dimensiones que pudieron ser detectados (estaba partido en tres secciones: hélice, vela y el grueso del cuerpo del submarino), quedando a la vista con la llegada de los mini robots no tripulados que transmitían imágenes la dimensión de la tragedia. Allí yacía el ARA San Juan con sus 44 héroes.

La hipótesis más probable de la causa del accidente supone que durante la tormenta del 14 de noviembre de 2017 entró agua a las baterías de proa por la válvula Eco19 que provocó un principio de incendio. El comandante del buque, Pedro Fernández, ordenó ir a un plano profundo (40 metros), y luego por una chispa hubo una explosión provocada por el hidrógeno de las baterías que mató o neutralizó a la mayoría de los tripulantes. Luego, el submarino se fue a pique e implosionó a los 468 metros de profunidad, con una energía equivalente a 2.000 kilos de TNT, y 20 minutos más tarde chocó contra el fondo del mar, donde fue encontrado.

El hallazgo lo realizó la compañía encargada del operativo de búsqueda, Ocean Infinity, a través de la embarcación Seabed Constructor que, tras 60 días de trabajo, se disponía a suspender su labor por mantenimiento. Según el contrato firmado con el Estado Nacional, la empresa estadounidense cobrará 7.500.000 dólares por el descubrimiento de los restos. En el contrato se especificaba que no habría remuneración si la búsqueda no arrojaba como resultado el hallazgo.

A partir de la aparición el tema ocupó las principales noticias del mundo, y el sentimiento de dolor e impotencia se hizo carne, más que nunca, en los familiares de los marinos, que más allá del alivio que significaba haber encontrado la nave, sintieron el dolor de la pérdida de sus seres queridos.

Nuestra ciudad no fue ajena a este dolor, y a este sentimiento de gratitud por las vidas ofrendadas de los marinos, y tocó de cerca a una persona radicada desde hace más de dos años en nuestra ciudad. Religiosa ella, psicopedagoga y docente, oriunda de la provincia de San Juan, es prima hermana de uno de los héroes del San Juan. Su nombre es María Eugenia Cáceres, pero la comunidad educativa del colegio Santa Teresita del Niño Jesús, de nuestra ciudad, la conoce como la hermana Maru. Ella hace dos años y medio está radicada en Arrecifes y actualmente ocupa el cargo de vice directora de la escuela primaria del Santa.

La hermana Maru recibió a dos cronistas de diarioimagen.com.ar y Radio GEN (91.9) en su lugar de trabajo. De pocas palabras, prefirió no hacer una nota grabada. “Comprendan que esto es muy doloroso, los familiares de los tripulantes sentimos mucha pena. Sólo queremos que se sepa la verdad”, mencionó ni bien empezamos la charla.

La hermana Maru es prima del Suboficial Segundo, Cayetano Hipólito Vargas, tripulante del San Juan. El militar había nacido en Angaco, provincia de San Juan, hace 45 años. Sus padres son Hipólito Vargas y María Cáceres. Para desempeñarse como submarinista se había mudado a Mar del Plata, donde vivía hace años con su mujer, Carina Funes, y sus dos hijos varones -Agustín (16) y Ramiro (9)-. La hermana Maru era prima hermana del marino por parte de madre. “El tenía dos hermanos más, siempre tuvo esa vocación por el mar, así que no extrañó que con el paso de los años se convirtiera en marino, por este motivo se fue a vivir a Mar del Plata, donde formó su familia. Su vida era el mar”, contó.

La religiosa comentó que “me enteré de la situación de la desaparición de la nave por los medios, y la verdad no entendía qué había pasado, hasta que me comuniqué con mi familia”, agregando, “fue un año muy duro, del hallazgo me enteré en la madrugada del sábado, cuando me levanté a trabajar en el Colegio; los medios estaban con la noticia, fue muy conmocionante”.

Precisamente, respecto de la reacción de una parte de la familia del sub oficial segundo, Carina Funes, mujer de Cayetano, hizo un durísimo descargo en su cuenta de Facebook contra el presidente y el ministro de Defensa de la Nación, y eso causó gran repercusión en los medios nacionales.

No obstante esto la hermana Maru expresó “los padres, que aún residen en San Juan, están muy afectados por esta pérdida y se refugian en su fe. Por el momento, al igual que la mayoría de la familia, prefiero no hacer más declaraciones. Sólo pedirles que recen por los 44 tripulantes que dieron su vida por la Patria”.

“Navegué en el ARA San Juan….”

Seguramente para el arrecifeño Daniel Benítez, que cumple funciones como teniente primero en la policía de la Provincia de Buenos Aires, las dos horas que navegó en el submarino ARA San Juan le quedarán grabadas a fuego en su memoria. Porque más allá del honor de haber sido parte de la tripulación por un breve momento, la tragedia de la que fue protagonista la nave, hará que Daniel atesore ese momento para siempre.

“La posibilidad de que haya podido subir y navegar en el submarino ARA San Juan fue fortuita. Yo estaba cumpliendo el servicio militar en la marina, mi destino fue la base de Mar del Plata, donde estuve desde 1987 a 1988. Por un conocido, el jefe de buzos tácticos de la base, que es sobrino de Carlos Defferrari, a quien yo conocía de haber trabajado en su imprenta, pude acceder a subir al San Juan. Fue inolvidable, habrán sido dos horas de navegación, sumergidos en el mar, a pocos kilómetros de la costa”, cuenta el teniente Benítez, y se emociona en el relato.

“Lo primero que recuerdo de ese momento fue una sensación de estar en un lugar muy reducido, casi claustrofóbico, había lugares donde tenías que moverte agachado, era difícil caminar, pero era muy emocionante ver como trabajaba la tripulación”, expresaba a diarioimagen.com.ar, aunque el en ese momento conscripto Benítez también guarda en su memoria la precariedad con la que se atendía a esas naves. “Además del ARA San Juan, en el puerto había otros dos submarinos, pero sólo podía navegar el San Juan, los otros no estaban en condiciones, la verdad era que el mantenimiento de estas naves en ése momento no era de lo mejor, daba bronca verlos como abandonados”, sostuvo.

Respecto de la tragedia que protagonizó esta nave Daniel manifestó “enterarme de lo que pasó fue un impacto muy grande, la verdad me dolió, fue una mezcla de sensaciones cuando me enteré que lo encontraron, el haber estado dentro del San Juan, y por el hecho de haber sido parte de la fuerza -Marina-, me dio mucha lástima. Ahora nos queda saber la verdad respecto de lo que pasó, y rendirle homenaje a los 44 héroes”.

La historia del ARA San Juan

El ARA San Juan (S-42) fue un submarino tipo TR-1700 de fabricación alemana, que desde 1985 sirvió en la Armada Argentina, hasta su desaparición a finales de 2017. Este tipo de submarino tiene propulsión diésel-eléctrica convencional con sistema snorkel, concebido para ataques contra fuerzas de superficie, submarinos, tráfico mercante y operaciones de minado.

Como norma interna de la Armada Argentina, los submarinos llevan el nombre de una provincia que comience con la letra «S». Es el cuarto buque que lleva este nombre en la Armada Argentina, en homenaje a la provincia argentina.

Incorporado al Comando de la Fuerza de Submarinos y desde su apostadero en la Base Naval de Mar del Plata, el buque participaba activamente en las ejercitaciones (llamadas Etapa de Mar) que desarrollaba la Armada Argentina. También ha tomado parte en numerosas operaciones navales con unidades de otros países.

El 15 de noviembre del 2017 desapareció en el Mar Argentino con 44 personas a bordo, 43 hombres y una mujer. La Armada Argentina perdió contacto con el submarino cuando se trasladaba desde Ushuaia hacia Mar del Plata, a la altura del golfo San Jorge, posiblemente a causa de su hundimiento como consecuencia de una implosión. Dieciocho países colaboraron en la operación de búsqueda y rescate (SAR), durante quince días, sin resultados. Al año siguiente, el gobierno contrató una empresa privada e inició una segunda búsqueda que concluyó al hallarse la nave el 17 de noviembre de 2018, muy cerca del punto de desaparición, a 907 metros de profundidad. A 41 km del registro del lugar señalado como evento hidroacústico y a 600 kilómetros de Comodoro Rivadavia, en la plataforma de la Patagonia argentina”.​

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