A comienzos de la década del 50 se realizó en nuestro medio un interesante trabajo de índole astronómico. En esa oportunidad iba a tener lugar un eclipse de sol y como tal un grupo de aficionados a la astronomía, encabezados por el doctor Arquímedes Domingo Borzone, decidió llevar a cabo un experimento inédito para la época, fotografiar toda la fase del fenómeno y hacerlo con una aparatología desarrollada en nuestro medio.
Para ello se realizaron varias reuniones en casa del doctor Borzone, en horas de la noche, luego de las tareas habituales de cada uno. El citado había montado un observatorio en su casa equipado con una cúpula móvil y un telescopio de gran alcance. Pero el objetivo era grabar el eclipse momento a momento. Así comenzaron los proyectos, dirigidos por el dueño de casa, de vasta experiencia por ser radiólogo, e inventar un cámara fotográfica de grandes dimensiones y que usara como película una placa de radiografía.
Empezaron los diseños y con el aporte de los aficionados José Terranova y Salak más la experiencia del fotógrafo Tesone, los conocimientos de Frank Nieto y la colaboración de Jaime Pons Vidal y de quien esto escribe, se logró la máquina fotográfica que iba a ser utilizada. La misma era una caja de grandes dimensiones, provista de una lente de cámara Kodak, a la que se le acopló un reloj despertador, especialmente diseñado y que cada tres minutos abriera el obturador de la lente, es decir automáticamente.
La imagen entraba por la lente y se reflejaba en la placa radiográfica, imprimiendo la imagen. Lo mas difícil consistió en ir direccionando esa imagen sobre la placa y seguir el proceso del fenómeno; para ello se colocó en la parte de arriba de la caja un visor que reflejaba la luz, mediante un pequeño agujero, y para guiarse donde iba esta se colocó en la parte trasera de la caja, una placa igual al visor elemento similar en tamaño pero que indicaba el lugar donde se iba a realizar la exposición.
Comenzado el eclipse se ejecuta la tarea y todo se hizo con total efectividad. A medida que se trasladaba la imagen ésta quedada grabada. Si se llegaba a alguno de los extremos de la radiografía, se corregía el ángulo moviendo la gran cámara para seguir la secuencia. Todo este trabajo tuvo lugar en la Estancia La Culumalal de Bustillo, que cedió su casa al efecto.
Por supuesto, la ansiedad por saber el resultado quedó terminada cuando el doctor Borzone revela en su laboratorio la placa. Las imágenes eran consecutivas y perfectas. El eclipse quedó reflejado en su totalidad y en sincronía tal como sucedió.
Dicho trabajo posteriormente fue exhibido y analizado por expertos en la Asociación Amigos de la Astronomía, en ese entonces a cargo del Observatorio ubicado en la Capital Federal, cuyo director era el especialista doctor Carlos Seger. Este posteriormente dio una charla en nuestra ciudad y destacó punto por punto el hecho llevado a cabo, por gente de Arrecifes y en una singular experiencia. En ese tiempo no se disponía de los elementos indispensables para estos logros. El ingenio debía aplicarse para llegar al logro soñado y convertirlo en realidad.
- En la primer foto se ve a Frank Nieto, Salak, Terranova y el doctor Borzone. Más abajo yo (Roberto Hugo Bustos) supervisando que el reloj se disparara a tiempo imagen tras imagen, al lado el gestor y director del proyecto: el doctor Borzone.
- En la segunda foto el señor Tesone, Terranova, agachado Borzone, Salak y Pons Vidal.
- En la foto de abajo Salak, Terranova, Borzone. Pons Vidal y Nieto y yo.
- En la restante foto, en plena tarea.
En esta foto se aprecia la máquina fotográfica inventada para el proyecto y el reloj despertador. En la otra Terranova y Borzone viendo el eclipse equipados con partes de placas radiográficas.
